Fa un parell de dies el Javier Paniagua va publicar un article al seu blog "Desde el otero..." parlant sobre les habilitacions en el món de l'Educació Social.
Aquest és un tema recurrent, que de tant en tant surt a la superfície i que, ara, en el moment en el que ens trobem i amb la facilitat de fer rebombori a les xarxes socials està prenent força.
La pregunta que es fa molta gent és "per què algú que no té la carrera d'Educació Social hauria de poder treballar com a tal?".
En el seu blog el Javier mostra la seva opinió. Esperem que vosaltres també ens pugueu dir la vostra.
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Aquest és un tema recurrent, que de tant en tant surt a la superfície i que, ara, en el moment en el que ens trobem i amb la facilitat de fer rebombori a les xarxes socials està prenent força.
La pregunta que es fa molta gent és "per què algú que no té la carrera d'Educació Social hauria de poder treballar com a tal?".
En el seu blog el Javier mostra la seva opinió. Esperem que vosaltres també ens pugueu dir la vostra.
Tirar piedras
Article publicat al blog Desde el otero el 15 de gener del 2014Enllaç a l'entrada original
No me escondo
detrás de un nombre de pila para exponer mi opinión. Daría la sensación
de que tengo miedo a algo o a alguien. Quiénes me conocen lo sabe muy
bien, no es mi estilo camuflarme. Mi nombre es Javier Paniagua, soy
Educador Social (Diplomado y Graduado por la Universidad de Valladolid).
Desde 2005 he ejercido diferentes responsabilidades en las Juntas de
Gobierno del Colegio Profesional de Educadores y Educadores Sociales de
Castilla y León (CEESCYL) y en el Consejo General de Colegios (CGCEES).
Además, he sido
Secretario de la Comisión de Habilitación creada en el CEESCYL en 2005,
junto a profesionales de la educación social, representantes de las
Universidades que impartían la Diplomatura en Castilla y León y de la
Gerencia de Servicios Sociales (Junta de Castilla y León). Todos ellos
encargados de revisar y evaluar los expedientes de habilitación que
llegaron durante aquel proceso transitorio. La Comisión era el órgano
que aprobaba las resoluciones. Resoluciones que en un 99% fueron
adoptadas por consenso y teniendo muy claras las reglas del juego. Este
proceso en Castilla y León duró dieciocho meses.
Observo con
mucha estupefacción como en los últimos días se están pidiendo firmas en
las que se solicita luchar contra el intrusismo profesional que sufren
los titulados universitarios en Educación Social, así como la denuncia
del proceso de habilitación que próximamente se iniciará en Canarias.
Todo esto ha generado un ‘debate’ (por llamarlo de alguna manera) en las
redes sociales. Un ‘debate’ que nace de un desconocimiento de la
historia de la Educación Social y de la más absoluta ignorancia de cómo
se ha ido vertebrado el lento proceso de construcción del movimiento
asociativo y de los colegios profesionales en todo el Estado Español. He
leído comentarios basados en falsas verdades, rumores, cuchicheos,… Y
esto me duele. Esto no construye, lo único que genera es un estado de
opinión artificial para sentenciar a alguien o a algo, en este caso; las
personas habilitadas y los colegios profesionales, estos últimos
garantes de esta profesión.
Por otra parte,
no entiendo estas campañas para recoger firmas. No entiendo cuál es el
objetivo. No entiendo por qué ahora. No entiendo por qué se está
demonizando a las personas que han sido habilitadas (y de paso a todos
aquellos que hemos participado en procesos de reconocimiento de las
habilitaciones profesionales). No entiendo por qué se pone en entredicho
el papel de los colegios profesionales. No entiendo por qué se asocia
intrusismo con habilitación. No entiendo cómo se llegan a esgrimir
comentarios de esta envergadura: “Los usuarios de quienes no se han
formado en nuestra disciplina, no tendrán sus necesidades educativas
cubiertas”, “…nos encontramos con la indefensión que sufre nuestra
formación académica por parte de los propios Colegios Profesionales" o
"los colegios son nidos de habilitados para defender sus intereses".
Sinceramente, no entiendo de qué va toda esta vaina. Me gustaría mirar a
los ojos a los patrocinadores de todo este ‘circo virtual’ y
preguntarles, ¿por qué?.
Para todas y
todos aquellas/os que hablan sin tener mucho conocimiento de una parte
de la historia de la Educación Social en el Estado Español, voy a
‘robar’ (con permiso) a mi compañero y además Educador Social, Javier
Elías, un texto muy clarificador. Un texto que debería servir de manual
de aprendizaje antes de firmar un ‘manifiesto’:
“Sí. Son los
Colegios Profesionales los que promueven los procesos de habilitación
profesional para el ejercicio de la profesión de Educador Social, en
aquellos supuestos que se determinan en las leyes de creación de los
mismos.
¿Y quienes
forman esos Colegios Profesionales, originados a partir de las
Asociaciones Profesionales?. Las Educadores y Educadores Sociales de
cada Comunidad Autónoma, que de forma libre y comprometida decidieron
trabajar de forma organizada por la Educación Social, desde hace muchos
años.
¿Y qué es lo
que han decidido, conformándose como profesionales organizados?. Pues
entre otras cuestiones, crear procesos de habilitación para aquellas
personas que, no existiendo la carrera académica que posibilita la
consecución del título universitario de Educación Social, cuando ellos
ya desarrollaban la profesión, ya hacían Educación Social, y de esta
forma puedan ser reconocidos profesionalmente (no académicamente) como
educadores sociales.
¿Por qué?.
Porque esos profesionales forman parte del origen y el presente de
nuestra profesión; porque se hace justicia reconociendo esa realidad;
porque ellos son uno de los principales activos de nuestra profesión;
porque los educadores y educadoras sociales, organizados como colectivos
profesionales hemos decidido que debe de ser así.
Porque la
profesión organizada considera que no se debe renegar de los orígenes,
sino afianzarlos como parte de todos, para continuar en la construcción,
evolución y transformación continua de la Educación Social. De la misma
forma en que ellos ya lo hicieron, de una forma u otra, cuando
aportaron el día a día de su quehacer profesional para hacer patente la
necesidad de la creación de la Titulación universitaria de Educación
Social en el inicio de los 90, y de la cual nos hemos formado y
continuamos haciéndolo, miles de Educadores y Educadoras Sociales.
Los procesos
de habilitación que están en marcha por la creación de nuevos Colegios
Profesionales, y que tienen una tiempo determinado, entiendo que
continúan respondiendo a estas realidades expuestas anteriormente.
No se deben
entender como un peligro para la Educación Social, al contrario; hacen
más fuerte a la profesión, y por tanto al derecho de la ciudadanía del
que surge y por el que existimos; sumando esfuerzos y reconocimientos
desde los orígenes, integrando pasado, presente y futuro.
Mi
invitación es a la reflexión sobre qué Derecho de la Educación Social
queremos seguir ofreciendo desde la profesión: ¿desde un entendimiento
amplio, inclusivo y global de todo el proceso de la realidad de la
Educación Social, o exclusivamente desde una perspectiva académica
universitaria limitadora de otras realidades previas y actuales?.
Mi
participación activa en un Colegio Profesional, así como el desarrollo
cotidiano de la profesión en el ámbito laboral, me sirven cada día para
reafirmar mi convencimiento sobre la concepción de una Educación Social
abierta, consciente y reconocedora de su pasado, que trabaja desde lo
presente, que está formado con indiferencia del "reconocimiento"
profesional (habilitación) y académico, y que tiene la vista en
continuar construyendo este Derecho, a partir de la unión de voluntades,
esfuerzos e interés comunes, y no desde la limitación de la separación”.
Por favor,
dejen de tirar piedras (bastante tenemos ya con ‘los de fuera’, para que
vengan ahora ‘los que supuestamente están dentro’). Empleen sus
esfuerzos en la construcción de esta profesión, hoy más necesaria que
nunca.