Resicare Project és el resultat de la cooperació de quatre associacions europees (IRTS, Élan Interculturel, Képes Foundation y Asociación Animacción Arteterapia), que treballen sota els auspicis de la Comissió Europea en la investigació, desenvolupament i posada a prova d’eines pràctiques i teòriques dirigides a educadors i educadores socials, treballadors i treballadores socials, personal sanitari, professionals de la salut i estudiants.
Han organitzat en uns tallers Resicare, que es duen a terme a París, Budapest i Barcelona, i que funcionen com a espais per a vivenciar eines orientades a dos eixos: el desenvolupament de la resiliència (la detecció, acompanyament i practiques que permetin processos resilients) i la gestió de l’estrès lligat a l’exercici de les professions de cura i acompanyament de persones.
Des del CEESC hem iniciat una col·laboració amb Resicare Project i concretament amb l’Asocación Animacción Arteterapia, en virtut del qual s'han organitzat uns mòduls formatius dirigits a educadores i educadors socials, i que ara ens escriuen aquest text per al blog en què ens parlen sobre com l’artteràpia és una molt bona eina per a la resiliència.
“La resiliencia es un canto a la libertad,
un no rotundo a todo tipo de determinismos.”
Tim Guenard
Desde el tiempo de las cavernas, el hombre ha pintado cantado danzado… Se ha expresado artísticamente para plasmar, modelar y dominar aspectos de su vida y de su contexto, especialmente aquellas que representaban un misterio y le generaban angustia -la muerte, la enfermedad, la curación, las situaciones amenazantes… La muerte, por ejemplo, es un misterio, y muchas veces a través de la simbolización artística, con sus ritos y ceremonias, se logra en cierta medida canalizar y disminuir la angustia de lo desconocido.
Y hasta el presente, misterios profundos como la muerte son "domados" mediante ritos y ceremonias. De un modo similar, los niños en países en guerra dibujan y juegan a la guerra; son héroes, médicos, apagadores de fuego y así pueden actuar ante una realidad que les produce miedo y donde no saben cómo intervenir: es una manera de sacar fuera, de experimentar, a través de un acercamiento simbólico, con formas y colores, y entrar en diálogo con uno mismo y con los otros con el fin de no arrogarnos vacío.
Hay situaciones que por su carga de incertidumbre y dolor tal vez no podamos compartir crudamente, ya sea porque no tenemos acceso a una elaboración coherente con palabras para dar cuenta de lo que vivimos, o porque aquí el que escucha no puede recibirlo.
Por tanto, una de las funciones del arte es hacer visibles, moldeables y accesibles procesos internos que se desprenden de nuestra experiencia de vida, con sus dolores, esperanzas, desafíos y sueños.
Hablamos de terapia porque este proceso de creación artística puede conllevar un proceso terapéutico que nos permita conocernos mejor, tomar conciencia y transformar el dolor en fuente de aprendizaje, aceptación y crecimiento.
No podemos decir a ciencia cierta que la arteterapia sea curativa, pero alivia y puede modificar la percepción de la realidad y del cómo actuamos en la misma. Esto no es un valor menor.
El facilitador (mediador artístico) propone, acompaña y promueve un diálogo entre la producción artística -cuento, pintura, escultura, teatro, danza- y su creador. Corresponde a cada persona descubrir los cuestionamientos y hallazgos que se desprenden de su proceso creativo: el mediador no interpreta ni señala el camino a seguir. Es por ello que la arteterapia es una técnica potente para acompañar procesos de desarrollo y resiliencia, es decir, un empuje para resurgir después de una experiencia traumática: crear para re-crearse.
Desde la arteterapia trabajamos algunos ejes que son especialmente importantes para trabajar la resistencia, en especial en los profesionales que trabajan en el cuidado de personas:
- La identidad profesional, lo vocacional, el trabajar la propia historia y los estilos, valores, lugares que podemos y elegimos ocupar.
Es innegable el poder de los relatos en nuestra subjetividad (y en nuestras comunidades) a la hora de construir identidades y sanar. Aquí, desde el proceso arteterapéutico, nos las vemos cara a cara con los elementos de ese relato (en palabras, en colores, en sonidos), para reconocerlo maleable, para darle mil vueltas, para encontrarnos y construirnos narrando.
- Descubrir los referentes, los tutores, aquellas personas que nos han marcado y que nos permiten confiar en nosotros y en nuestra labor. En profesionales del ámbito social y de la salud; estas figuras tienen especial fuerza dado que ellos mismos pueden ejercer como posibles tutores de resistencia de las personas a las que acompañan.
- El cambio, la confianza en los procesos, la observación activa como recurso que permite atravesar y aprender en situaciones complejas. El énfasis en la observación -cuando pintamos, cuando creamos- permite la experiencia del descubrimiento y, en ello, la verdadera agencia de nuestro trabajo diario.
- La creatividad, la novedad, el descubrimiento (muy propio del arte pero necesario en todas las tareas ligadas al contacto humano). Los recursos lúdicos que nos permiten resituarnos, recuperar la libertad, volver a creer.
- La vulnerabilidad, la apertura al dolor (la experiencia de la pérdida) como una herramienta. Y también la necesidad de protegernos y cuidarnos.
- La mirada del acompañante y las propuestas concretas son centrales, ya que tutorizan un proceso que ni comenzará ni acabará en las actividades propuestas: es un proceso personal pero también de encuentro con los demás.
Porque el ir transitando caminos de resiliencia nos permite concebirnos, como profesionales, como personas, sin un tope, nos abre al cambio (podemos transformar) y al futuro (nos pueden ocurrir cosas pero tenemos herramientas). Nos ofrece, a quienes escogimos hacer de nuestra profesión el cuidado de los otros, una vía posible para entender este mundo como una obra de arte sin acabar.
"La creatividad no es una distracción, sino que ha de inventar
un nuevo mundo para cambiar el que hace sufrir."
Boris Cyrulnik